- Publisher: Mensaje Fraternal
- Editor: IDE
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- Available in: Mensaje Fraternal
El esfuerzo de André Luiz, buscando encender luz en las tinieblas, es semejante a la misión del pececito rojo. Encantado con los descubrimientos del camino infinito, realizados después de muchos conflictos en el sufrimiento, vuelve a los cubiles de la corteza terrestre, anunciando a los antiguos compañeros que, más allá de los cubículos en los que se movilizan, resplandece otra vida, más intensa y más bella, exigiendo, sin embargo, cuidadoso perfeccionamiento individual para la travesía del estrecho pasaje de acceso a las claridades de la sublimación.
Habla, informa, prepara, explica…
Con todo, hay muchos peces humanos que sonríen y pasan, entre la mordacidad y la indiferencia, buscando grutas pasajeras o peleando por larvas temporales. Esperan un paraíso gratuito con milagrosos deslumbramientos, después de la muerte del cuerpo. Pero, además de André Luiz y nosotros, humildes servidores de la buena voluntad, no olvidemos que para todos los caminantes de la vida humana pronunció el Pastor Divino las indelebles palabras: –“A cada uno le será dado de acuerdo con sus obras”.
EMMANUEL
Pedro Leopoldo, 22 de Febrero de 1949.