Acabamos de vivir un año difícil donde las manifestaciones de violencia, producto de la ignorancia, del odio y muchas veces, del fanatismo religioso causaron daños tan importantes que estremecieron a muchas conciencias.
Ante esta realidad que se propaga como una epidemia feroz que amenaza acabar con las más nobles manifestaciones del acerbo cultural de la Humanidad, la respuesta debe ser la Unión por el Amor y el Trabajo.
Las colectividades de Hispanoamérica esperan por nuestra presencia activa junto a ellas en una Unificación que les hable al corazón y les lleve el consuelo y la esperanza del mensaje de Jesús, “conduciendo la idea espírita al corazón de la comunidad, envolviendo el conocimiento superior en el trabajo tan intenso como sea posible del amor al prójimo”. (…) Por tanto, formulamos “la invitación a divulgar y a conocer la Doctrina Espírita, viviéndola con Jesús, interpretada por Allan Kardec.
Pensamos que, en ese sentido deberíamos reflexionar sobre la unificación, en términos de familia humana, evitando los excesos de consagración de las elites culturales en la Doctrina Espírita, aunque necesitemos sustentarlas y cultivarlas con respetuosa atención, pero nunca en detrimento de nuestros hermanos de Humanidad, que reclamen amparo, socorro, esclarecimiento y rumbo. Integrarnos en la vida comunitaria, viviéndoles las necesidades y luchas, los problemas
y pruebas, con la luz del conocimiento espírita, clarificando actitudes e iluminando caminos. (…) No conseguimos entender el Espiritismo sin Jesús y sin Allan Kardec, para todos y al alcance de todos, para que nuestros principios logren los fines que se proponen”. En definitiva, el mensaje de la Doctrina Espírita espera que nosotros lo conduzcamos al corazón de estos pueblos hermanos para que produzca el fermento de la Paz y la consiguiente renovación
moral.
Querido léctor: al ofrecerte el Anuario Espírita 2002, como un ramillete de lindas flores espirituales, deseamos que disfrutes con su lectura y puedas retribuirnos con una vibración de amor y amistad que consolide nuestra definitiva unificación en Dios.